Actualmente, los padres y madres, se encuentran ante un gran dilema: el de decidir si bautizar o no a su hijo/a. Esto se debe en ocasiones por convicción religiosa, por tradicción, por ostentación o razones familiares. Es por ello, que a continuación, detallaremos con exactitud los siguientes problemas mencionados anteriormente:
Es evidente, que en la sociedad actual en la que nos encontramos, muchos padres deciden esperar a que sus hijos sean mayores, puesto que consideran, que ya son capaces de tomar una decisión de dicha índole al haber adquirido las suficientes capacidades para razonar que es lo más acertado y correcto para ellos.
Pero también, seguimos encontrando familias que deciden bautizar a sus hijos/as por cuestiones como las que hemos mencionado anteriormente. Eso debe, en gran medida, por hechos sociológicos, como es por ejemplo:
- Convicción religiosa: Los padres deciden bautizar a su hijo/a porque ellos son creyentes. Con la libre elección, de que en un futuro ese bebé decida si quiere dejar de formar parte de la Iglesia católica. Algo que desde nuestro de punto personal, consideramos que no resulta sencillo, puesto que para la Iglesia, el acto formal del bautizo, significa un sacramento que implica el ingreso del bebé en la comunidad religiosa.

- Tradición: Esta es la más común. Debido a que muchos padres que no son practicantes, deciden bautizar a sus hijos por la sencilla razón de no romper dicha tradición secular del bautizo. Es evidente, que no existe ninguna convicción religiosa, y que lo hacen por costumbre tradicional.
- Ostentación: En está ocasión, nos enfrentamos ante un tema que se opone a los principios de la Iglesia católica. Puesto que, se aleja con lo que tiene que ver con la ceremonia religiosa, al hacer más hincapié en la importancia de realizar un acto celebrativo tras la ceremonia del bautizo.
- Razones familiares: Este motivo, suele tener dos puntos de mira: Uno primero, que se lleva a cabo, por el sencillo motivo de complacer a los familiares. Es decir, deciden bautizar a su hijo/a al haber sido presionados para que lo hagan. Y un segundo, que se lleva a cabo por el mero hecho de poder reunirse con toda la familia para poder celebrar el nacimiento y dar la bienvenida al recién nacido.
Es por ello, que el nacimiento de un recién nacido supone un motivo de alegría. Lo que nos lleva, a tener la necesidad de compartirlo con nuestros familiares y amigos más cercanos.
Éstas pueden ser algunas de las razones que hace que se realice el acto de bautizar a los hijos/as. Considerando desde nuestro punto de vista personal, la necesidad de conocer qué implica el Bautismo: sacramento importante, con condición previa que nos ayuda a poder recibir otro sacramento. Permitiéndonos, unirnos a Jesucristo, configurándonos con él en su triunfo sobre el pecado y la muerte.
Es decir,ésto nos ayudará a conocer que con el bautismo nos convertimos en miembros del Cuerpo de Cristo, en hermanos y hermanas de nuestro Salvador, y en hijo de Dios. Siendo liberados del pecado, arrancados de la muerte eterna, y destinados a una vida en la alegría de los redimidos.
Como diría Benedicto XVI, 8 de enero de 2006:
«Mediante el bautismo cada niño es admitido en un círculo de amigos que nunca le abandonará, ni en la vida ni en la muerte. Ese círculo de amigos, esta familia de Dios en la que el niño se integra desde ese momento, le acompaña continuamente, también en los días de dolor, en las noches oscuras de la vida; le dará consuelo, tranquilidad y luz»
Por último, consideramos también, la importancia de que se conozca el motivo por el que la Iglesia mantiene la práctica del bautismo de niños. Lo que os permitirá conocer que ese acto se lleva a cabo, por una razón tan fundamental como: que el bautismo es un regalo inmerecido que recibimos de Dios.
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